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31 de mayo de 2009

LA NIEVE....EN LA PUNA...Y EN VERANO!!!!

Si había algo que nos faltaba ver en la Puna no hubiéramos podido pensar que justamente ese poco se iba a tratar de nieve...en pleno verano. No nos cansamos de decir la Puna tiene esas cosas...esas sorpresas que te deparan y que te dejan "de la cabeza".
Estábamos en Salar de Pocitos cuando podíamos ver el Volcán Pocitos y el Quewar totalmente nevados. Sin lugar a dudas no teníamos pensado que a los pocos kilómetros de andar nos encontraríamos con el camino totalmente nevado.

Debido a la lluvia del día anterior (pareciera que desde la zona del Salar de Pocitos a San Antonio de los Cobres había llovido con mucha más intensidad) el camino se presentaba anegado en algunos tramos, es por eso que José se lo tomó con mucha calma y puso a la camioneta con la doble tracción y a seguir.


En el camino pasamos por una Estación Laguna Seca tan fantasmal como cuando la vimos a la ida. Todavía hasta allí los rastros de nieve se presentaban en las cumbres montañosas, confundiéndose la nieve con las blancas nubes.


A medida que avanzábamos y subíamos nos íbamos encontrando con más nieve, con llamas que pastaban confundidas ante semejante paisaje, en el medio de la nieve y el agua.


Cúan sabia es la naturaleza que trajo semejante nevada que luego se transforma en agua y que brinda la posibilidad de vida entre tanta áridez!!!.
Ya para ese entonces la nieve estaba muy pero muy cerca del camino...hasta que...


el camino era de nieve...y armamos el típico muñeco al que llamamos cariñosamente bufandín.

Y aquí les presentamos a nuestro compañero Bufandín!!!.


El camino totalmente nevado nos daría la mejor foto de todas sacada por nuestro amigo José Piu con nuestra cámara. Y este fue el resultado....


Ya en Salta el último día nos encontraríamos con que en la página 2 del diario el Tribuno saldría la foto.
La anécdota que fue muy graciosa fue que comprando a una chica unos regalos en el Cerro San Bernardo le contamos que estuvimos en Tolar Grande y que nos encantó y que vimos nieve a lo que ella nos dice que salió una foto de una llama en el medio de la nieve en la Puna.
-¿Dónde pregunta Axel?
- En el Tribuno, hoy, indica la chica.
Axel dirigiéndose a Roslie le dice:
"Gordi esa es nuestra foto"
Roslie decía "pero que va a ser nuestra foto, vos te crees que vos solo le sacaste una foto a una llama en un lugar nevado!!!"
Axel contesta "la verdad es que en el camino no había nadie...te apuesto a que es nuestra foto, dale vamos compremos ese diario ya".
La nota habla de dos turistas con nombres de fantasía ya que la nota la han armado desde la Secretaría de Turismo de la Provincia de Salta ya que este es un acontecimiento absolutamente inusual para la época. NOSOTROS FUIMOS ABSOLUTOS TESTIGOS DE ELLO.
Maravillados con semejante espectáculo seguimos nuestro camino a San Antonio de los Cobres pasando todavía por mucha nieve más.


Ya habiéndo pasado el Abra Alto Chorrillo la nieve empieza a desaparecer, y con ello, comienzan los deshielos que descienden de la montaña.


Al llegar a San Antonio de los Cobres con los restos de un "bufandin" todavía bastante conservado la gente no podía creer lo que allí arriba vimos con nuestros ojos.
La historia sigue con el camino a Salta, los paisajes hermosos de la Quebrada de Toro no podían ensombrecer lo que hacía unas pocas horas habíamos visto.

27 de mayo de 2009

DE TOLAR GRANDE A SALAR DE POCITOS.

Nuevamente nos volveríamos a Salta, pero previo a ello la Puna Salteña nos depararía otra grata sorpresa más.
Habíamos contado que había amanecido muy nublado y que durante la última noche en Tolar Grande había llovido. Esta lluvia se transformó en nevada en los altos de las montañas. Así fue como Tolar Grande nos ofrecía su última postal.

Con este paisaje nos despedimos y emprendimos camino por la Ruta Provincial 27. Tristes, con muchas ganas de quedarnos, saboreando los paisajes, deleitándonos con sus gamas de colores, pensando en vaya saber cuando volveremos a verlos...sin dudas el comentario fue a lo largo del viaje un "tenemos que volver....vamos a volver y escalaremos el Llullaillaco... o el Macón". Lo cierto es que esa sensación que compartimos a lo largo del viaje de vuelta junto a José fue una sensación de habernos quedado enteramente satisfechos por lo conocido, pero con ganas de conocer mucho más aún y así se lo hicimos saber.
Pese a esta sensación triste, contradictoriamente nos encontrábamos muy pero muy felices y aún nos faltaba por ver muchas cosas muy lindas.




Así fue como primero pasamos por el Abra de Navarro y pudimos ver el Macón nevado, luego pasamos por el Desierto del Diablo y las Siete Curvas en donde nos tomamos varias fotos, entre ellas las tres primeras con la postal de La Catedral de fondo y el Desierto del Diablo, más atrás y bien visible se puede apreciar las montañas nevadas. A esta altura José se mostraba tan sorprendido como nosotros de semejante nevada en pleno enero.
El camino luego se tornó un poco monótono en el Llano de la Paciencia razón por la cual aprovechamos para intercambiar opiniones e impresiones sobre el viaje con José.
A nuestra llegada a Salar de Pocitos el día se presentaba soleado y las montañas que tenemos por delante muy nevadas. En efecto, allí se levantaba el Quewar totalmente cubierto por nieve, ese mismo gigante que tres días atrás habíamos visto en un paisaje muy pero muy distinto.
Y así es como es la Puna, te sorprende, te atrapa, te enamora, de sus paisajes, de su soledad, de sus contrastes, de sus colores, de la fuerza de su naturaleza, arrolladora, salvaje, cruda y muy dura pero esencialmente maravillosa.


Pero si con esto creen que es todo...entonces esperen a ver la próxima entrada y verán que la Puna tiene cosas que seguramente no verán nunca en otros lugares...

24 de mayo de 2009

EL ARENAL Y MIRADOR DE LOS ANDES.

Durante la mañana en que debíamos partir hacia Salta visitamos la zona conocida como El Arenal y Mirador de los Andes. Había amanecido bastante nublado pero en muy poco tiempo las nubes lograron disiparse y por fin apareció el sol resplandeciente.


Por la noche había llovido en Tolar Grande y las cumbres del Macón podían verse nevadas. José atinó a decir que de haber nevado a los chicos que iban a hacer cumbre en Llullaillaco se les iba a complicar el ascenso.
Partimos con la camioneta, previo a desayunar y comprarle algunos pancitos caseros a la señora esposa de Lorenzo, rumbo al Arenal y el Mirador.
Este circuito nos adentra en una de las zonas más áridas en las cercanías del pueblo de Tolar Grande, se transita por el interior de inmensos bancos de arena rojiza que se acumuló en el sector denominado “El Arenal”. En este punto ascendiendo alguno de esos enormes medanos se obtiene una vista magnífica de la cordillera de los Andes. Si bien el paisaje es increíble durante todo el día es ideal ir en horas del amanecer para observar como los primeros rayos del sol van iluminando estas arenas rojas. Un paisaje de otro planeta.

José Piu en el Arenal.



Los primeros rayos de sol comienzan a colarse entre las nubes, las fotos hablan por si solas de la inmensidad del paisaje.

En esta foto estamos señalando hacia donde queda Tolar Grande.

Perdidos en la inmensidad de las montañas, cúan pequeños que somos en este universo.

Las primeras luces del sol empiezan a colarse entre las nubes e ilumina la arena.


La tormenta se pasó hacia el Salar de Arizaro, las tonalidades rojizas comienzan a iluminarse y la sal brilla. En la última foto se pueden ver las sombras de José Piu, Roslie y de Axel contemplando el paisaje.

Roslie y Axel en el arenal, al fondo las cumbres nevadas del Macón.

Axel con el fondo nevado de las Cumbres del Macón.

Ya nuevamente de vuelta en Tolar Grande subimos nuestras mochilas a la camioneta y fuimos despidiéndonos emotivamente de Lorenzo y toda su familia como así también de toda esa hermosa gente de Tolar Grande. Sin dudas nuestro recuerdo de este maravilloso lugar perdurará para siempre y no dudaríamos en volver a él si se presentase la oportunidad de volver a hacerlo.

Tolar Grande nos regalaría esta última postal.

Hasta la próxima Tolar Grande.

17 de mayo de 2009

VOLVIENDO A TOLAR GRANDE.

Finalmente hemos dejado atrás el hermoso Cono de Arita y su mágnifico paisaje para tomar el camino que atraviesa de suroeste a noreste del Salar de Arizaro. Serían 86 Km. de regreso al empalme con la ruta 27 y de allí unos 18 km. más hasta Tolar Grande.
Durante la primer media hora del viaje el camino presentaba muy malas condiciones cosa que luego fue mejorando.


Hasta ese entonces en varias decenas de kilómetros habíamos visto como únicas señales de vida dos zorros, algunas vicuñas y un minero lavando la camioneta en Mina Arita. En este tramo y para sorpresa nuestra nos cruzamos con dos camionetas de la minera Mansfield, las únicas en todo el camino que andaban como nosotros.
Al llegar a Tolar Grande volvimos totalmente enloquecidos con los paisajes que hemos visto. Nuestra presencia como únicos turistas en Tolar Grande terminó ya que vinieron un grupo muy grande de andinistas que iban a ascender el Llullaillaco junto a Lorenzo y tres turistas franceses aparte.
Roslie se retiró a descansar mientras que yo - Axel - me fui a pasear por el pueblo tomando algunas fotos de la zona vieja, la iglesia y de las montañas que se encuentran alrededor.



En ese paseo me encuentro al enfermero de Tolar Grande, Ricardo "Pinocho" Arjona, quien se me presenta y me advierte del apunamiento. Agradecido por su advertencia le comenté que por suerte estaba muy bien aclimatado ya que junto a Roslie llevábamos cerca de una semana y media por encima de los 3000 metros de altitud llegando a picos que superaron los 4500 metros.
Más tarde José Piu nos preguntó como nos encontrábamos y si queríamos ir a la zona de los ojos de mar. Al encontrarnos muy bien le dijimos que no había problemas que si bien el viaje había sido largo estábamos en perfectas condiciones como para ir hasta allí.
Previo a ello tomamos unos mates y salimos a caminar un poco.
Cuando ya estaba preparada la camioneta salimos raudamente hacia nuestro destino: los Ojos de mar.

Distante a tan solo unos pocos minutos del pueblo, los ojos de mar son unas curiosas formaciones de agua dulce en el medio del Salar de Tolar Grande. Su coloración verde dan muestras de que se trata de un profundo pozo de agua que emerge de las napas. su agua era muy pero muy fría y la proximidad del salar tornaba salobre al agua dulce que allí emerge.
La Puna tiene estas cosas maravillosas a las que se suma la crudeza de sus paisajes y el rudo clima.
Efectivamente en estos momentos en que nos encontrábamos en los Ojos de mar se desata una fuerte tormenta sobre el Cordón del Macón a la que vemos caer algunos rayos y escuchar lejanos truenos. De un lado la tormenta y del otro el atardecer...solo estas cosas pasan en la maravillosa Puna.


Junto con José nos dedicamos a limpiar un poco la zona, a disfrutar del paisaje y a tomar muchas fotos.

Luego volvimos a Tolar Grande nuevamente y nos dedicamos a caminar unos cuantos metros hasta la vieja estación. La tormenta amenazadora que vimos desatarse sobre el Macón se aproximaba. Primero se instalaron negras nubes sobre nuestras cabezas y los truenos cada vez se tornaban más fuertes, luego sobrevino un viento helado muy fuerte y con él finalmente algunas gotas grandes que hicieron desistir a Roslie de seguir avanzando. El viento y la tormenta finalmente regalaron una de las mejores postales de un atardecer en donde el cielo parecía que iba prenderse fuego, sin dudas un espectáculo impresionante.

Por la noche en casa de Pinocho cenamos una comida casera muy rica y conversamos muy animadamente junto a algunos de los expedicionarios de Llullaillaco.
Este era nuestro último día entero en Tolar Grande y pretendimos estirarlo hasta lo más tarde posible. La tormenta que se abatía en los alrededores nos iba a dar nuevamente una gran sorpresa al día siguiente...pero esta es ya otra historia.