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28 de febrero de 2012

FER Y MORENA.

En la noche del día Jueves 19 de Enero conoceríamos a esta pareja viajera que venía en su camioneta desde la Provincia de Santa Fe.
Sin un plan detallado de como encarar este viaje y con mapas que eran bastante incompletos en cuanto a caminos, los chicos salieron desde Funes hacia Belén primero y desde allí fueron a Antofagasta de la Sierra en su Ford Ranger 4x4 con GPS.
El azar hizo que preguntaran por un alojamiento en Antofagasta de la Sierra y así fue que se encontraron con Crisanto Vázquez en el camino quien les recomendó la Casa de Pascuala. Pascuala los recibió de brazos abiertos en su casa y les preguntó como seguía su recorrido a lo que los chicos les comentaron sus ganas de conocer Tolar Grande.
"Ah yo conozco una pareja que conoce muy bien la Puna y que los puede guiar hasta allí hablen con ellos, son Axel y Roslie después cuando lleguen se los presento", les había comentado Pascuala.
Al llegar nosotros, Pascuala me dice de los chicos y me comenta las intensiones de conocer Antofalla y Tolar Grande.
Durante la cena nos pusimos a hablar sobre las bellezas que hay por delante en el camino. Fernando escucha atentamente y toma nota de ellas. Nos pregunta si tenemos inconveniente de seguir a la camioneta en la que vamos a ir a Antofalla y que luego nos llevaría a Tolar Grande a lo que aceptamos sin inconvenientes.
Así fue como se fue cimentando esta nueva amistad viajera cuyos destinos se cruzaron en el camino.
Fernando y Morena nos acompañarán en nuestras próximas aventuras primero siguiendo nuestra excursión a Antofalla que contratamos con el amigo Crisanto Vázquez y luego juntos en la camioneta de ellos.


Morena, Fer, Roslie y Axel con el Volcán Antofalla de fondo.

Nuestros nuevos amigos viajeros estaban haciendo sus primeras armas en la Puna Catamarqueña y Salteña. Fernando se entusiasma se lo nota con alma viajera y aventurera, Morena aporta su gran compañía - es "su copiloto de lujo" - y lo banca a muerte a Fer aunque de vez en cuando clame por "un poco de civilización", pero a la vez y casi como una contradicción, no deja de maravillarse con todas las cosas que fue viendo y verá. En fin, una especie de Yin y Yang viajero y una muy linda pareja de la que guardamos excelentes recuerdos.

25 de febrero de 2012

EN LA CASA DEL SOL.

Después de nuestra excursión por el Campo de Piedra Pómez, llegamos nuevamente a Antofagasta de la Sierra. 
Marcos se retiró hacia el lugar donde se encontraba alojado, mientras que nosotros lo hicimos a la Casa de Pascuala Vázquez quien le explicaba a uno de sus huéspedes como llegar a los Petróglifos de Peñas Coloradas. Escuchamos atentamente su explicación y nos prendimos en la conversación. Al finalizar la misma, Pascuala nos ofreció de comer pero como ya habíamos comido, en realidad lo que hicimos fue preparar unos ricos mates con rica rica y a sentarnos en el cordón de la vereda frente a la casa de Pascuala para conversar un rato juntos. 
Como las chicas se habían ido a una excursión larga, Marcos se encontraba solo en Antofagasta de la Sierra. Fue a descansar un rato y coordinó con nosotros salir a caminar por Antofagasta de la Sierra.
Mientras tanto nosotros estábamos junto a Pascuala y entre mate y mate hablamos de nuestras vidas, de la vida de ella, de su adorada hija Yanina, a quien siempre recordamos con mucho cariño, que estaba pronto a casarse y de un montón de cosas más. 
Así entre mate y mate se hicieron las 16 horas, momento en el que Axel fue a comprar un agua mineral al almacén y un poco de fiambre, queso y pan.
Al llegar al almacén como Axel vio que tenían varios bidones de agua mineral grande, le encargó también dos bidones de 8 litros para nuestra estadía en Antofalla. 
Vuelto nuevamente a la esquina de la casa de Pascuala, esperamos a Marcos quien apareció y nos fuimos a caminar hasta una zona cercana a la Laguna Antofagasta.
El trayecto era de unos aproximados cinco kilómetros y medio y hacia allí fuimos.


Era una tarde fabulosa aunque con mucho viento, cada vez más intenso y en contra nuestro, lo cual dificultaba la marcha. Sin embargo, el sentido de esta caminata era disfrutar.



Una prueba más del viento que por momentos se tornaba insoportable es esta foto donde se nos vuelan los pelos para todos lados.


El plan inicial estuvo en varias ocasiones a punto de abortarse y de retornar a Antofagasta de la Sierra debido a la intensidad del viento que nos demandaba un gran esfuerzo. Siempre quedaba alguno rezagado y debíamos parar para esperarlo. Lo cierto es que nos tomó mucho tiempo llegar hasta el punto donde queríamos llegar en principio y seguir hasta la Laguna Antofagasta (estaba a un kilómetro con viento en contra) implicaría que nos sorprendiera la noche en el camino.




Eran las 19.30 horas y el viento comenzaba a hacerse intenso y frío como suele suceder en la Puna toda vez que el sol comienza a ocultarse.
Los atardeceres en la Puna son un espectáculo en sí, razón por la cual este es un momento más que especial.




El cielo comienza a cubrirse de nubes, el horizonte contrario a la puesta del sol comienza a encenderse con la furia de los últimos rayos de sol, el viento ruge, las sombras se proyectan y hacen juego con el paisaje. Es un momento único, extasiante. Es la naturaleza en estado puro, nosotros sus simples espectadores.





Mientras seguimos caminando y pasan por la ruta varias camionetas, una de ellas la de Crisanto y otra de algunos turistas, nosotros continuamos con nuestra marcha y disfrutando a pleno de una puesta de sol impresionante.



Por momentos el sol se esconde en las montañas y por momentos el sol vuele a asomar iluminando con sus últimos rayos a la Casa del Sol.




Cae la tarde y con los últimos rayos de sol llegamos a Antofagasta de la Sierra. Llegamos a la casa de Pascuala y nos despedimos de Marcos. 


Al llegar Pascuala nos comenta de una parejita joven provenientes de Santa Fe que recién llegan y que quieren hacer la misma ruta que pretendemos hacer nosotros. 
También nos encontramos con el grupo de viajeros a los que Axel les recomendó hacer los alrededores de Antofagasta, los cuales estaban muy contentos de haber subido al Volcán Antofagasta y divisar desde allí todo ese hermoso paisaje.
Mientras cenamos las conversaciones sobre nuestras experiencias e impresiones de los lugares dominaron la temática de la mesa. 
Hablamos también con los nuevos visitantes que pretendían seguir a Tolar Grande vía Antofalla. Mapas en mano, recomendaciones, intercambio de ideas, experiencias dominaron el dialogo entre Axel y Fernando. 
Como nosotros íbamos a con Crisanto hasta Antofalla en excursión, Fernando nos preguntó si teníamos inconvenientes en que los siguiera con la camioneta y ya que van a Tolar Grande ellos después nos llevarían con la suya, a lo que Axel accedió sin inconvenientes.
Mientras charlamos un poco sobre el viaje, nos terminamos de presentar. Fernando a su novia, Morena, y yo a Roslie. Allí nos contaban que nos habían visto en el camino caminando por la ruta. Ellos venían desde Belén y venían junto a otro grupo de chicos que prefirieron seguir camino hasta Antofalla, mientras que Fernando y Morena eligieron descansar en Antofagasta de la Sierra y lo hicieron a instancias de Crisanto en la casa de Pascuala Vázquez. 
Mientras conversamos en forma muy amena y nos seguíamos conociendo, entra Marcos a la casa quien nos comunica que no va a ser de la partida en la excursión a Antofalla puesto que el sábado llegaba una gente amiga e iban a hacer la excursión juntos de Antofalla y el Salar del Hombre Muerto. Intercambio de e mails, teléfonos y un fuerte abrazo siguieron esa conversación sabiendo que, por lo menos en este camino, ya no nos volveríamos a encontrar.
Para nosotros esta era ya la última noche en Antofagasta de la Sierra, mañana nos esperaba Antofalla, el lugar donde muere el sol. Lo haríamos en compañía de nuestro querido y entrañable amigo y guía Crisanto Vázquez y junto a Fernando y Morena.

23 de febrero de 2012

PAISAJES QUE EMOCIONAN, CAMPO DE PIEDRA POMEZ.

La Puna Catamarqueña es sin dudas aún uno de los lugares más asombrosos y desconocidos por el turismo convencional. Las sensaciones allí vividas, sentir sus absolutos silencios y conmoverse con sus paisajes son sin dudas un denominador común entre quienes tienen el honor de haberla visitado.
Es que la Puna se la siente en el alma y transmite momentos que son únicos e irrepetibles, momentos en que, ni una cámara, ni una vídeo, pueden llegar a transmitir fielmente lo que se siente a flor de piel.
Muchos lugares en la Puna Catamarqueña transmiten toda esta carga emotiva. Uno de ellos es sin lugar a dudas el Campo de Piedra Pómez.


Yo, Axel, estuve allí en el año 2009 en la aventura de la Transpuna, pero era materia pendiente poder visitarlo juntos. Y eso fue lo que hicimos. Es que tardamos seis años después de nuestra primer visita a Antofagasta de la Sierra para poder conocer esta magnifica belleza de la naturaleza digna de ser galardonada, por sus características únicas en el mundo, como Parque Nacional y hacemos votos por ello.
Para llegar hacia allí fuimos junto a David Busto, del Complejo Pucará. David se afincó en Antofagasta de la Sierra como maestro de matemática. Pronto al recorre sus caminos y paisajes fue encontrando la posibilidad de realizar un emprendimiento económico y construyó el Complejo Pucará en el año 2000.
Salimos a las 10 en punto de la Casa de Pascuala Vázquez junto a nuestro amigo Marcos con quien tendríamos el gusto de compartir la excursión.
Enseguida tomamos la Ruta Provincial 43 en dirección sur. Saliendo de Antofagasta de la Sierra nos podemos encontrar una gran cantidad de volcanes apagados. Los primeros son esos dos gigantes gemelos que pintan el paisaje de Antofagasta de la Sierra, los Volcanes Antofagasta y Alumbrera. Sus coladas de lava petrificada hablan a las claras de una intensa actividad vulcánica que se extienden por muchos kilómetros a lo largo del camino.


Volcanes Antofagasta y Alumbrera.


Colada de lava petrificada.

  

Bue...siempre hay locos sueltos...en la Puna también!!!

Después de una zona de curvas peligrosas, el camino continúa en un amplia recta que atraviesa la altiplanicie. Desde este punto podemos ver lo que pronto tendremos ante nuestros ojos.


También encontramos a nuestra izquierda, esto es viniendo desde Antofagasta de la Sierra, el Volcán Jote y el Carluchi con su característica mancha en forma de herradura en su cima y a la derecha el Volcán Cachamani. A lo lejos un horizonte blanco que se puede confundir con nieve o con un salar asoma. Todos vamos en absoluto silencio disfrutando del paisaje y cada tanto surge una exclamación del tipo ¡que paisaje! o ¡que belleza!.



Imágenes del Volcán Jote. 


Montañas nevadas rodean el paisaje.


Volcán Carachi Pampa.
 
Mientras nos acercamos aparece en escena un volcán más: el Carachi Pampa, antesala de nuestro objetivo.
Ya estamos en las cercanías al Campo de Piedra Pómez. Pasamos el cartel que indica el acceso y nos fuimos por un camino alternativo que se encontraba un kilómetro más adelante y que se encontraba en mejor estado, según David.
Frente a nosotros además del Carachi Pampa se encuentra un inmenso mar de arena con sus olas moldeadas caprichosamente por el viento. Mientras nos deleitamos con estos paisajes, el plato fuerte de la excursión se prepara para darnos la bienvenida.


Así transcurrió nuestro paseo vislumbrando desde lejos el paisaje que toda vez a la que íbamos acercándonos nos cautivaba más y más hasta que por fin llegamos a nuestro ansiado destino.



Por momentos nos es imposible pensar que toda esta belleza que tenemos ante nuestros ojos se produjo producto de una colosal explosión volcánica que distribuyó las cenizas a lo largo de un campo de varios kilómetros que hacen imposible a la vista humana ver donde terminan. Lo cierto es que este infierno producido por la explosión de un volcán al enfriarse ha formado estas maravillosas rocas de tipo poroso. El agua, el viento y las grandes amplitudes térmicas entre el día y la noche han hecho el resto y continúan haciéndolo.
Mientras David descansaba bajo una de las pocas sombras que ofrecía este extenso Campo, Roslie, Marcos y yo nos dedicábamos a explorar y disfrutar a pleno del paisaje. Era el momento propicio de caminar, de sentarse a mirar toda esa inmensidad de paisaje y también de sacar la hermosa bandera Argentina y tomarse fotos junto a ella.






Una vez explorado algunas partes, le pedimos a David si podíamos internarnos un poco más dentro del campo para ver más geoformas. Hacia allí fuimos!!!
Fueron sin dudas instantes vividos con gran intensidad. Sus paisajes, sus colores, sus contrastes, sus silencios, el viento solitario hacen que estos tres mortales que la visitaban quedaran estupefactos.


Axel con la Bandera Argentina.


Roslie que no sale de su asombro.


Nuestro amigo Marcos con la Bandera Argentina. Feliz de llegar al Campo de Piedra Pómez.
(Foto de Marcos).

Roslie me confesó "fue lo más lindo que he visto del viaje, sin dudas" a lo que le contesté "todavía falta Roslie, todavía falta". Se la veía muy feliz de haberlo conocido.



Luego de estar allí en el Campo de Piedra Pómez emprendimos camino hacia un extenso arenal. Al llegar al borde del mismo debíamos tirarnos por una increíble pendiente. Bajamos, inspeccionamos y le pedí a David bajo mi entera responsabilidad estar en la parte de atrás de la camioneta.




Mientras nos tirábamos, tomé varias fotos, me iba agarrando como podía y varias exclamaciones de alegría eran clamadas a los cuatro vientos. Adrenalina a full!!!




Debo confesar que nadie de nosotros esperaba esos inmensos arenales. Nuestra sorpresa, incluso la mía que ya había visitado el Campo de Piedra Pómez en el 2009, fue mayúscula. Este fue sin dudas otro gran momento de la excursión.





Marcos no lo puede creer...nosotros tampoco!!!



Gracias Catamarca!!! (Foto de Marcos).

Todo llega a su fin. Emprendemos el regreso, pero antes nos vamos hasta la localidad de El Peñón donde nos aguardaba Santos Alamo quien nos llevaría de vuelta a Antofagasta de la Sierra. David debía ir a buscar a un grupo de turistas a Belén.



Comimos y nos volvimos nuevamente a Antofagasta de la Sierra, nuevamente a la "Casa del Sol".