Camino al Volcán Galán nuestro miedo mayor era el apunamiento, o mal de altura, o soroche. El mismo fue afectando de a poco a cada uno de los integrantes de esta excursión a excepción de Mónica y de Valeria (las mujeres resultaron ser más fuertes) y no nos salvó ni el té de pupusa, ni las hojitas de coca (que Axel se rehusó a utilizar), ni el diente de ajo que se utilizaba para inhalar (de hecho Axel se sintió peor al inhalar el ajo).
Quien pasó lo peor primero fue Axel. Cuando se llegó al borde del Volcán Galán estábamos a una altura de 4780 metros sobre el nivel del mar. Hasta allí Axel se sentía más que bien, de pronto al levantarse rápidamente de la camioneta sintió como si el mundo se le hubiera venido encima y sus movimientos comenzaron a ralentizarse de un modo que parecía Forest Gump en cámara lenta y sino miren la foto (el pobre parece un playmovil). Por todos los medios intentó recuperarse cosa que trabajosamente fue logrando en esos instantes en el borde del volcán. Sucede que al estar arriba en la parte de atrás de la Ford F 100 de Crisanto Vázquez (el guía de quien más tarde nos vamos a referir) con el constante movimiento de subida, bajada, piedras y serrucho de la huella, hacía que el estómago fuera una especie de coctelera que sumado a la escasa cantidad de oxigeno y baja presión atmosferica terminaba por descompensarte.
Decíamos que no obstante se intentó recuperar y de hecho en la Laguna Diamante, (ya si dentro del cráter del volcán y a más de 4700 metros de altitud) Axel bajó de la camioneta nuevamente, caminó unos cuantos metros, sacó unas cuantas fotos y luego "pidió el cambio". Dicho "cambio" consistió en pasar adelante en la camioneta donde viajaban los chicos de Mario y Mónica.
Allí estuvo por transcurso de una hora - hora y media, ese descanso significó una gran recuperación.
Paramos luego en una vega en la que podía divisarse el Cerro Gordo y otras máginificas montañas, muchas de ellas nevadas. Allí Axel, luego disfrutar del paisaje por un momento quedó tendido en el suelo descansando, ya a esta altura la que empezaba a sentirse mal era Roslie, pero más maltrecho aún lo estaba Mario quien estaba absolutamente pálido y con vómitos.
Ahora el cambio se lo hemos dado (sin que el lo hubiera pedido) a Mario y nuevamente Axel pasó a la parte trasera de la camioneta junto a Mónica, Roslie y Valeria.
El desmejoramiento de Roslie se empezó a hacer cada vez más notorio, no porque tuviera falta de oxigeno, si por esa coctelera a la que te somete la camioneta. Atravesamos el portón de la FMC Lithium (ya en el Salar del Hombre Muerto) al que tuvimos que correrle las enormes piedras que lo mantenían cerrado y seguimos camino. Al llegar al puesto de enfermería de la empresa minera, Roslie decidió entrar a ella. Allí le tomaron la presión (Normal 13-7), ella pedía algo para el estomago, le explicó que no se sentía con falta de aire, la enfermera le preguntó de donde venía y que hacia acá y acto seguido le terminó dándole oxigeno (a pesar que no lo necesitaba). En consecuencia su estado no mejoró y terminó vomitando el agua tomada durante el viaje a la altura de la Escuela 167 "Salar del Hombre Muerto".
Que pasó con los demás bueno Mónica y Valeria no tuvieron problemas. Mario gradualmente se fue recuperando aunque permaneció el resto del viaje en la camioneta y Fabio y Mauricio estaban bastante mal, en especial Fabio quien realmente nunca lo hemos visto acostumbrarse a la altura.
NOTA: PESE A LOS MALOS MOMENTOS QUE HEMOS PASADO POR EL APUNAMIENTO NUNCA HEMOS DEJADO DE DISFRUTAR (AUNQUE SEA EN CAMARA LENTA).
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