Si Tupiza le dicen la Joya bella de Bolivia tiene un porque. Sus alrededores magnifican aún más el bello paisaje urbano de dicha ciudad. Sabiendo de ello decidimos con Roslie hacer una cabalgata liviana de tres horas.
Salimos temprano del hotel con Rubén quien iba a oficiar de guía. Desde el hotel nos fuimos hacia las caballerizas en donde se encontraban los mansos caballos que nos llevarían a la Quebrada de Palmira, el Valle de Machos, la Puerta del Diablo y por último al Cañón del Inca, lugar en donde finalizaba la cabalgata. Todo ello se encuentra al sur de Tupiza.
Junto con nosotros estaba Jennifer una turista Canadiense quien viajaba sola por América Latina. Al principio no hablaba demasiado pero de a poco se fue "soltando" y conversando animadamente con nosotros y con Rubén.
Al subirnos Axel protagonizó el show aparte para las risas de todos dada su falta de agilidad. Roslie entretanto tenía un poco de miedo, sin embargo, ese miedo inicial se fue disipando rápidamente.
Bordeamos las vías del Ferrocarril y como a los 700 metros de la salida tomamos un camino de tierra a mano derecha. Ese camino era el que nos introducía a la maravillosa Quebrada de Palmira.
El paisaje Tupiceño con sus coloridas montañas y sus verdes sembradíos nos acompañan en una primera instancia, instancia que luego cambiaría por coloridas montañas y vegetación xerófila. En el camino desgraciadamente hay también un basural a cielo abierto que esperemos las autoridades de Tupiza hagan algo por él ya que afea el hermoso paisaje.
El Valle de Machos se nos presenta entre las hermosas y coloridas montañas. Estas formaciones rocosas, moldeadas por acción del agua y el viento, son objeto de curiosidad de los visitantes dada sus formas fálicas que recuerdan al sexo del hombre. Sin vueltas su formación rocosa más representativa se llama la poronga.
Ya entrados en la Quebrada nos encontramos con la Puerta del Diablo, curiosa formación rocosa que se asemeja a una puerta propiamente dicha. El entorno del paisaje le otorga a esta puerta su nombre. Allí Rubén nos cuenta que hasta hace unos 15 años atrás dicha formación se encontraba entera en su parte de arriba pero que la acción de la naturaleza hizo que este se viniera abajo, quedando esta especie de puerta separada por un gran agujero.
El plato fuerte de la cabalgata estaba por venir y llegó en su tramo final al llegar al Cañón del Inca, a 8 km. de la ciudad. Allí desensillamos y seguimos caminando por dentro del cañón hasta dar con una vertiente de montaña que caía de las rocas formando una pequeña cascada. La maravillosa naturaleza nos regalaba uno de los paisajes hasta ahí más lindos que vimos en Bolivia.
Sin lugar a dudas Tupiza tiene muy bien puesto su nombre de Joya bella de Bolivia.
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