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26 de mayo de 2008

¿Y COMO SIGUE ESTO?


Ya fuera del Museo de la Casa de la Moneda nos debatimos como seguir. Roslie insistía con ir a Sucre, mientras quien les escribe en este momento, Axel, era partidario de quedarnos en Potosí. Las razones que esgrimiamos el uno y el otro eran realmente valederas. Si en Potosí hay historia pura en Sucre no es menos, es más al ser la cuna de la nación Boliviana es obvio que había más historia que en Potosí. Sucre se encuentra a tres horas de viaje de Potosí (en condiciones normales), pero...quien garantiza condiciones normales!. Este factor se inclinaba en el pensamiento de Axel quien aduciendo que "faltaba conocer a fondo a Potosí" decidió no arriesgar. Es que teníamos todas las cosas en el hotel en Potosí y con las reservas de los pasajes a Villazón para el día siguiente a las 8 de la mañana. Cualquier situación anormal nos arruinaría los planes del viaje a futuro. Por eso la excusa de seguir "conociendo a fondo" no resultaba tan mala, máxime a que nos faltaba realmente conocer más de la mitad de la ciudad. Sucre quedará para otra ocasión y seguramente así será.
La verdad es que si bien ambos provenimos de familias católicas ninguno de los dos somos practicantes. A decir verdad nunca hubierámos pensado que entraríamos a tantas iglesias juntas en un solo día.
Saldada la discusión de como seguir y con plano en mano, nos lanzamos a caminar por término de 7 horas entre las constantes subidas y bajadas de la maravillosa ciudad de Potosí. El secreto que nos mantuvo en forma era siempre caminar despacio y tener buenas provisiones de agua, esto último esencial.

Roslie en uno de las tantas callejuelas de Potosí.

Iglesia de San Lorenzo.

El primer lugar que visitamos fue el Mercado Central, muy colorido y lleno de puestos de por cierto, luego de ello la Iglesia de San Lorenzo a la vuelta del mercado. La iglesia de San Lorenzo es una inmensa construcción de origen barroco verdaderamente inmensa.

Juntas, la Bandera de Potosí y la Whipala, camino al Convento de Santa Mónica.

Roslie en la puerta del Convento de Santa Mónica.

Siguiendo luego por la calle Bolivar se encuentra la Iglesia de San Agustín quien pasó sin pena ni gloria ya que se encontraba cerrada. Caminando dos cuadras más nos encontramos con un pintoresco pasaje denominado Chacón, el cual en su casi terminación se encuentra la Iglesia de Santa Mónica. La misma tiene un mirador muy interesante como lo tienen muchas de las iglesias de Potosí, sin embargo este se encontraba cerrado, razón por la cual seguimos nuestro camino por la calle Sucre. En dicha calle decidimos hacer un alto para ir a un cajero y extraer dinero. Muy lindos los cajeros, muy modernos, bilingües, con muchas utilidades para hacer transacciones con varias cuentas en una misma tarjeta, pero...el cajero te tira cualquier saldo. Nuestra sorpresa fue ver que solo nos decía que contábamos con 300 Bolivianos exactos (unos 120 Pesos aproximadamente) cuando contábamos con muchisímo más. Tanto fue así que probamos en otro cajero y nos tiraba como saldo 342 Bolivianos ¿?¿?¿?¿?¿? (Recomendación: tengan cuidado con eso no se confíen tanto de los cajeros, lleven siempre algo de plata encima bien escondida y guardada en lugar seguro, aunque Bolivia ES UN PAIS SEGURO ).
Esta sorpresa nos haría sufrir un poco - y también ahorrar un buen dinero - hasta que en el primer cajero de La Quiaca comprobamos con certeza que los cajeros de Bolivia "mandan fruta en sus saldos".
Anécdota aparte, seguimos por la calle Sucre hasta la calle Hoyos para ir a la Iglesia de San Martín. Este último trayecto realmente se hizo muy largo y en constante subida. Llegamos al fin a la hermosa iglesia de San Martín, la cual habíamos visitado anteriormente casi de noche y bajo una molesta llovizna que nos impidió disfrutar de la belleza arquitéctonica de la misma, ubicada a mucho más de las cuatro cuadras que indicaba el plano. La Iglesia de San Martín cuenta con un maravilloso mirador al que tampoco pudimos subir...parece que la suerte con los miradores no estaba con nosotros.
Luego de la Iglesia de San Martín, volvimos camino al centro de la Ciudad a hacer ya si una oportuna parada en un bar donde almorzamos. Los idiomas se mezclaban en ese pequeño espacio. Allí se podía escuchar el acento Argento nuestro, el de Ingleses, Alemanes y Franceses, lo que se dice un auténtico lío de idiomas.
Luego del almuerzo pasamos nuevamente por el Hostal quien debía devolvernos una toalla nuestra que creyeron de ellos cuando les dimos nuestras cosas para lavar de todo el desastre que había quedado del tormentoso viaje Uyuni - Potosí.

Vista de la Iglesia de Copacabana.

Acto seguido nos fuimos al Convento de San Francisco, el cual abría sus puertas a las 16 horas. En un muy buen acto de reflejo, Axel, decide oportunamente caminar hacia el barrio minero pasando por el Parque Colgua, la Iglesia de Copacabana, está última situada en una encrucijada de varias calles que te desorientan un poco. Siguiendo camino al Mercado Minero pasamos por algunas callejuelas en la búsqueda de esas casas que nos contaron muchas personas en que los vecinos que viven uno frente al otro pueden estrecharse la mano al salir a sus balcones.
Las casas viejas y las calles hiperangostas con ese empedrado tan irregular dan un encanto único a Potosí del que difícil olvidaremos.

Vista de una de las Torres laterales de la Iglesia de San Pedro.

Antes de llegar al Mercado Minero pasaríamos por la Iglesia de San Pedro y el pequeño Parque Minero. Tanta religiosidad de Potosí tenía que tener como contrapartida algún graffitti en contra de ella y lo encontraríamos en una calle lateral de la Iglesia de San Pedro bajo la famosa frase "la Iglesia es el opio del pueblo".



Nuestro propósito de llegar al Mercado Minero fue finalmente cumplido. A la vuelta, tratando de cortar camino, tomamos la calle Periodista Betanzos y pasamos por la última iglesia antes de ir nuevamente al Convento de San Francisco: la Iglesia de San Sebastián la cual se encuentra muy descuidada. Esta "vueltita estrátegica" de 26 cuadras a 4000 metros de altitud sobre el nivel del mar y en constantes subidas y bajadas nos tomó aproximadamente una hora y cuarenta y cinco minutos contando las paradas en cada una de las iglesias mencionadas en estos últimos dos párrafos.

Interiores de la Iglesia de San Francisco.

Llegados al Convento de San Francisco tuvimos la suerte de que el contingente recién se iniciaba, razón por la cual los alcanzamos rápidamente. La majestuosidad del Convento, sus pasillos, sus catapultas, ese olor a humedad de sus pasadizos, las obras de muchos pintores - muchos de ellos, anónimos -, la iglesia en si y su mirador constituyen una obra maestra de la arquitectura independientemente de las creencias religiosas o no creencias.



Roslie en la terraza de la Iglesia de San Francisco.

Axel desde la terraza del Convento de San Francisco con vista al Sumaj Orko.

Ya luego de este paseo por este convento, nuestro itinerario comenzó a desdibujarse y a tornarse familiar. Poco a poco se iba haciendo de noche y era la oportunidad de tomar un café en un muy coqueto bar del centro de Potosí llamado Café "La Plata", el cual recomendamos absolutamente por lo cuidado y limpio que es.
Ya de noche y por todo lo hermoso que hemos vivido en Potosí, brindamos prometiéndonos talvez volver alguna vez. El Sumaj Orko cuidadosamente iluminado nos regalaría su última postal de nuestra última noche allí.

Que lindo es Potosí!!!

25 de mayo de 2008

EN LA CASA DE LA MONEDA.


Esta vez nos levantamos un poco más tarde aprovechando que el desayuno lo servían a las 8 de la mañana. Llegadas las 8 horas, el desayuno debía estar listo pero no, nos sirvieron el mismo luego de una importante tardanza. Más allá del detalle negativo y de la mala predisposición al servirlo, el desayuno estaba muy bueno y tomamos una buena parte como para no tener hambre hasta bien entrado el mediodía. Luego de ello caminamos por la peatonal Padilla y por esta hasta la plaza principal denominada 10 de Noviembre. Allí nos tomamos algunas fotos y luego seguimos viaje en dirección a la Casa Nacional de la Moneda, sita en la calle Ayacucho entre Bustillo y Quijarro. La misma fue abierta en el año 1773 y desde 1930 es Museo y Archivo Histórico. Gran parte del acervo histórico de la historia de la colonia y luego de la historia de Bolivia se encierran entre sus paredes. Para solo citar un ejemplo basta decir que allí se encuentra la principal colección de monedas del período virreinal y de la Nación Boliviana, colecciones de los principales pintores de Bolivia entre los que podemos citar a Melchor Pérez de Holguín, Francisco de Zurbarán, Gáspar Miguel de Berrío, Franciso de Herrera y Velarde, entre muchos otros.
En el museo uno apenas entra encuentra una hermosa fuente coronada por un mascarón. Sobre dicho mascarón se tejen algunas hipótesis una de ellas es que en 1856 un artista francés llamado Eugenio Mulón lo haya tallado. El mismo trabajabacomo Tallador Mayor de la Casa de Moneda. Grababa los punzones y matrices que sellaban los troqueles para la acuñación de monedas. Poco se sabe del origen de dicho rostro aunque por algunos detalles puede suponerse que es el Dios Baco por los racimos de uva en la cabeza o el Dios de los pueblos originarios de Potosí. También se especula con que fuera una caricatura del Presidente Belzú o la caricatura del Director de la Casa de la Moneda. Sea quien fuere el mascarón es llamativamente feo.
Una vez dentro del museo se observan en distintas salas las formas primitivas de acuñación, las distintas máquinas con las que se fueron acuñando desde aquellas en las que se hacían a martillazo puro hasta aquellas en que se hacen con maquinarias gigantes y complejas. Una gran paradoja es que siendo Potosí, y por ende la actual Bolivia, el centro de acuñación de monedas de gran parte del mundo hoy en día no acuñe ni una sola moneda y ni un solo billete. Asombroso pero real Bolivia acuña monedas en Canadá e imprime sus billetes en Francia.
También pueden observarse varios salones dedicados a los principales pintores de Bolivia y a muchas obras maravillosas de las cuales no se conocen autor alguno. En el principal de los salones dedicados a la pintura se guarda el original de la declaración por parte de la UNESCO de Patrimonio Cultural de la Humanidad a la Ciudad de Potosí.
Siempre sostuvimos que en Potosí a cada paso que uno da pisa historia y realmente una muestra total de ello es la Casa de la Moneda que incluso involucra a la historia de la Guerra de la Independencia cuando el Ejercito del Norte en su cruzada libertadora se lleva de la Casa de la Moneda el tesoro de la Ciudad, cuando estos eran perseguidos por las fuerzas Realistas. En esa instancia el Gral. Belgrano ordena dinamitar la Casa de la Moneda la cual se salva por la acción sabotajeadora de un soldado.
Siguiendo por sus salones junto al excelente guía que allí hay nos encontramos con el Salón de numismática. Allí nuestra principal atención se centraron en las monedas de la colonia y en los ejemplares de las primeras monedas patrias acuñadas por orden de la Asamblea del Año XIII. Según el guía las monedas del Virreinato sobrevivieron hasta el año 1827 (dos años después de la Independencia de Bolivia) y no descartaba la hipótesis de que las Monedas de las Provincias Unidas del Río de la Plata hayan también circulado hasta esa fecha. Nos comentaba las monedas acuñadas por las Provincias Unidas del Río de la Plata probablemente hayan circulado en Potosí pero que no hay documentación que lo asevere ni que tampoco lo niegue.
Por último visitamos algunas otras salas importantes como la de las piedras preciosas y otras de menor importancia para si ya a lo último hacer con nuestras propias manos unos hermosos recuerdos de monedas acuñadas en moldes y a mazazo puro. Fueron realmente dos horas en que la historia lo dominó todo...y salimos dichosos de haber conocido este lugar.

16 de mayo de 2008

POTOSI MARAVILLOSA, DIA 1.

Llegados a Potosí luego de semejante odisea de viaje, decidimos descansar. A las 6 de la mañana, con la luz del día que se colaba entre las cortinas de la ventana, no hubo más forma de poder dormir razón por la cual decidimos levantarnos para aprovechar al máximo el día.
Bien temprano decidimos ir a la terminal de omnibus para sacar los pasajes a Villazón. Para ello nos habíamos tomado un simpático colectivo que por un boliviano cada uno nos llevó. En la terminal nos encontramos a la pareja de italianos que sufrieron junto a nosotros y otros tantos el varado de los jeeps en el medio del Salar. Allí nos dimos cuenta lo afortunados que fuimos nosotros pese a todos los problemas cuando nos enteramos que a ellos les habían sustraído algunos efectos personales.
De vuelta nuevamente al centro con un pequeño colectivo como el que tomamos en la ida descubrimos que la costumbre es pagar recién cuando uno se baja y no cuando apenas sube. Llegamos al centro de la ciudad y recorrimos la plaza principal en cuya estatua central hay referencias al Potosino Cornelio Saavedra, presidente de la Primera Junta, además de algunas otras placas dedicadas a la ciudad, a la Independencia de Bolivia.


Axel en la Plaza principal de Potosí.

Potosí es un sitio histórico de gran importancia, a cada paso que da uno encuentra historia y más historia e iglesias de naturaleza diversa. La arquitectura de Potosí es verdaderamente llamativa, colonial, muy pintoresca, con casas con balcones cerrados y muy coloridas, calles angostas y en su mayoría empedradas que le dan un toque de autenticidad único. Frente a la plaza principal se encuentra la catedral, la cual estaba cerrada. Hacía otro punto frente a la plaza está la maravillosa sede de la Prefectura de Potosí que resalta con su fuerte color amarillo.

Catedral de Potosí.

Edificio sede de la Prefectura del Departamento de Potosí.

Seguimos nuestro camino directamente hacia la Casa de la Moneda, la cual se encontraba cerrada. Este es un dato de suma importancia: la Casa Nacional de la Moneda se encuentra cerrada los días lunes, por lo cual decidimos seguir sobre la misma calle, Ayacucho, hasta la Torre de la Compañía de Jesús a la que accedimos al maravilloso mirador desde donde puede divisarse toda la ciudad.

Desde lo alto de la Torre de la Compañía de Jesús.

Camino abajo llegamos al Convento de Santa Teresa el cual fue construido en 1761 y atesora grandes reliquias de tiempos de la colonia y un gran contenido histórico-cultural. La visita allí dura cerca de dos horas con explicaciones en todas y cada una de las salas integrantes del convento y una excelente predisposición de sus guías por detenerse en todos sus detalles. Para ese entonces nos dimos cuenta de una política que es una constante en todos los museos: el pago adicional de derecho de uso de cámara, en todos los casos sin flash, el cual implicaba invariablemente entre 15 y 20 Bolivianos adicionales.

Uno de los patios interiores del Convento de Santa Teresa.

Imagen religiosa en el Convento de Santa Teresa.

Hacia el mediodía nos fuimos a la agencia Andes Salt Expeditions para hacer la excursión a las minas del Cerro Rico (Sumaj Orko). Sabíamos que dicha agencia es una de las más prestigiosas de Bolivia en materia turística y realmente podemos afirmar que la buena reputación que goza en los foros se traduce en su servicio. A las 13.45 puntuales estaban el guía que nos llevaría por ese mundo interior existente en las entrañas del cerro. Salimos primero caminando hasta una casa en donde ellos guardan toda la ropa y las lámparas que van a ser utilizadas dentro de la mina y dejamos nuestros efectos personales allí en un sitio seguro. Luego de cambiarnos, subimos a una combi que nos llevaría al Barrio Minero. En el camino los dos muchachos que nos llevaban (ex-mineros ellos, ambos desde niños) nos explicaron la historia del Cerro Rico, su explotación por parte de los Españoles primero, luego por parte de empresas privadas, luego del estado y por último de las "cooperativas", también la historia de un grave flagelo que hoy todavía padecen: la explotación infantil y las graves enfermedades que sufren los mineros aún hoy en día como la silicosis. Ya nos referiremos en otra entrada con más detalle al respecto de toda la historia del cerro. 

Barrio Minero (Potosí).

Llegados al Mercado del Calvario, conocido también como Mercado Minero, adquirimos algunos elementos necesarios para entrar a la mina: pólvora, detonadores, nitrato de amonio, mechas, lámparas de carburo (a cargo de la empresa), cigarrillos, hojas de coca y alcohol de 95º. 

El Mercado del Calvario es el lugar en donde los mineros consiguen todos los elementos necesarios para seguir aún explotando y extrayendo, aún todavía después de 500 años, plata, cobre, zinc y otros minerales (aunque ya no de la misma calidad que en tiempos de la colonia).
Antes de entrar en ese "gran queso de gruyere" que es el Cerro Rico hicimos explotar dinamita y subimos a un mirador a 4500 metros sobre el nivel del mar, lugar desde donde se divisa la hermosa ciudad de Potosí entera.

Vista de Potosí desde el Cerro Rico.

Explosión con dinamita.

Luego nos adentramos a los oscuros y estrechos túneles de la Mina Rosario y Mina Candelaria. Al principio eran frescos y ventilados, luego darían lugar a túneles cada vez más oscuros, pequeños y calurosos. 

En el interior de la mina pudimos observar como muchos mineros trabajaban en forma casi manual en la extracción de minerales, dialogamos un rato con ellos, hicimos la visita de uno de los tantos "Tíos" que hay dentro de la mina.

Uno te los famosos "Tíos".

Posteriormente Roslie en un acto de auténtica audacia bajó a un nivel inferior de la mina por un pozo que se comunicaba con el nivel inferior y que la forma de bajar era con una rudimentaria escalera de madera de 15 metros. Una vez llegada a ese nivel inferior, y prácticamente gateando, fue hasta en donde se encontraba un minero que estaba preparando una explosión. Verdaderamente una experiencia muy interesante.

Por ahí en ese huequito se internó Roslie.

Roslie en plena acción.

Ya volviendo del nivel inferior nuestro guía le iba indicando a Roslie como pisar y no "fallar" en el intento.

Ya fuera de la mina volvimos hacia donde estaban nuestras ropas, nos cambiamos, dejamos estampada nuestras firmas en el libro de visitas de la empresa y seguimos paseando por toda la ciudad visitando la Iglesia de San Francisco, la cual visitaríamos nuevamente al día siguiente con mayor detalle, el Arco de la Cobija, la Iglesia de la Merced y la de San Martín. 
Potosí es una ciudad maravillosa en donde las iglesias, las historias de la conquista, la colonia, la luchas de la Independencia (o como le llaman en Bolivia la guerra de los 15 años), la misma historia de Bolivia, su arquitectura y las historias de los mineros se pueden percibir y respirar a cada paso que uno da en ella, en esas callecitas que suben y bajan constantemente y que hacen de esta ciudad una ciudad encantadora. 

Viva Potosí.