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1 de febrero de 2010

La llegada y la aventura de la mochila paseandera.

Salimos de casa con tiempo suficiente como para llegar bien temprano al Aeroparque Jorge Newbery donde tomaríamos el vuelo Nº 4426 de la empresa LAN Chile que salía a las 22.15 horas con rumbo a Comodoro Rivadavia.
El vuelo salió puntualmente y llegamos a las 00:40 horas cinco minutos antes de lo previsto.
Hasta aquí todo bien.
Bajamos del avión y fuimos a buscar las mochilas...
La cinta comenzó a rodar y las valijas y mochilas empezaron a aparecer una tras otra. Cuando promediaba más o menos el 60% del equipaje del avión apareció la mochila de Roslie.
Faltaba sólo la mía.
En la cinta quedan veinte personas y sale la última tanda de equipajes, en unos pocos minutos quedan diez, nueve, ocho personas..., cinco, cuatro....y la cinta sigue circulando pero ya sin equipaje alguno.
Los damnificados nos acercamos a la gente que descarga el equipaje y le preguntamos si faltaban bolsos para descargar a lo que nos contestan "no, ya está. Esto es todo".
Inmediatamente ninguno de las cinco personas que quedábamos en la cinta de equipajes nos miramos a la cara sin saber que hacer (¿?).
Ante la ausencia total de control, en una especie de sirváse ud. mismo, nos quedaba la duda si alguien se la llevó intencionalmente sin que la viera o si la mochila la mandaron a pasear a otra parte.
Roslie yo miré bien la mochila nuestra nunca apareció, le dije.
La situación era particularmente horrible ya que no había nadie a quien recurrir.
Buscando encuentro a un guardia a quien increpo de muy mal modo quejándome de la ausencia de control y del extravio de mi mochila a lo que me pregunta con que compañía había viajado.
Por suerte me indica el stand de LAN y me deriva a que reclame allí junto a las otras personas.
Llegamos uno a uno al stand, el cual se encontraba con mínimo personal y que estaba a punto de retirarse cuando comenzamos a hacer en forma conjunta todos los damnificados un enérgico reclamo instando al personal a que no nos íbamos a ir y no íbamos a dejarlos ir sin que tuviéramos noticia sobre nuestros equipajes.
Finalmente y tras dos horas y media de larga espera conseguimos una respuesta con un reclamo ingresado al sistema y nos dicen informalmente que nuestro equipaje fue llevado a otro vuelo a San Carlos de Bariloche y que a las 7:35 horas del sábado 16/01 íban a arribar en un vuelo de Aerolíneas Argentinas. Si en caso de que no pudiera ser acercado en dicho vuelo íbamos a tener que esperar hasta el lunes.
Sinceramente me quería morir el sólo hecho de saber que existía la posibilidad de tener que esperar durante dos días todo el equipaje.
Así fue como se hizo las 3 de la mañana. Retrasados y sin alojamiento concreto, decidimos que no valía la pena ir hasta la zona centrica de la ciudad a buscar alojamiento para dormir un par de horas y luego tener que volver, así que nos quedamos a dormir en el aeropuerto a la espera de que la mochila paseandera regresara a mis manos sana y salva.
Los primeros movimientos del aeropuerto me hicieron levantar y esperar tener buenas noticias.
El personal de LAN Chile que había prometido estar a las 7 horas no se había presentado, razón por la cual los más temibles pronósticos sobre la suerte de las mochilas aparecían entre mis pensamientos y en el del resto de la gente que ya estaba allí.
A las 7.30 horas por fin llegan los empleados de LAN Chile y a las 7.35 por fin el alma vuelve al cuerpo.
Solucionado el asunto, nos dirigimos al centro de la Ciudad de Comodoro Rivadavia.
Ya más aliviados, comienzan aquí nuestras vacaciones.

2 comentarios:

  1. Anónimo5:10 p.m.

    Aguante el Martial, si señor!!!
    Buenísimo!!!

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  2. Anónimo5:15 p.m.

    Qué anécdota por Dios!!! una de las más grossas que he leído en todo el blog.
    (Todo esto pasa por viajar al sur jajaja!!!).
    Saludos y sigo leyendo.

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