Una jornada más había finalizado con el paseo en el Double Decker y la recorrida por las calles de Ushuaia. El tiempo que estaba lluvioso había mejorado sensiblemente a tal punto que despuntó durante algunos minutos un tenúe sol.
Fuimos al supermercado de la esquina de la casa de Chiqui, compramos algunas cosas y con la misma fuimos a lo de Chiqui para tomar unos mates con ella.
Al llegar nos encontramos con la sorpresa de verla a Chiqui que yendo y viniendo a uno y otro lado de la casa preparaba su bolso...para irse a Buenos Aires!!!
"Chicos sepan disculpar conseguí adelantar el pasaje me voy en una hora, quédense tranquilos hagan que esta casa es su casa. Uds. tienen su llaves no necesitan irse de aquí si yo no estoy, pueden quedarse tranquilos".
Sorprendidos por el adelantamiento del viaje no sabíamos que decir ni que hacer, pero ante la gran confianza que depositó ella en nosotros y las indicaciones básicas sobre algunas cuestiones de la casa no nos quedó otra que despedirnos de ella deseándole un muy buen viaje.
Y ahora ¿qué hacemos nos preguntamos?
Fue la primera noche en la que decidimos acostarnos tan temprano que al final de cuenta todavía no había caído el sol.
Al día siguiente nos levantamos a las 7 de la mañana. Desayunamos y Axel salió a ver que tal estaba el día. Salió con una simple remera de manga larga y dijo que no había frío. Realmente no sé si era que ya nos habíamos acostumbrado a los fríos días de Ushuaia o que pero en realidad había 2,3º, temperatura suficiente como para hacer tiritar de frío a más de uno, y no se sentía.
Salimos a caminar por la Ciudad en un día que se encontraba por momentos soleado y denotamos que había caído abundante nieve en los cerros.
Maduraba en la cabeza de Axel ir nuevamente al Glaciar Martial y hacía allí fuimos nuevamente para verlo esta vez distinto a la primera vez en la que habíamos ido.
Compramos algunos regalos y caminamos un rato y luego de pasar por la casa de Chiqui, nos dirigimos nuevamente al Glaciar Martial.
Y así fue como a las 12 horas estábamos nuevamente allí en la base del Glaciar Martial preparados para subir en aerosilla.
El imponente paisaje de las montañas completamente nevadas era bastante distinto del visto unos días atrás, así fue que la elección de volver al glaciar había sido un verdadero acierto.
Subimos en principio hasta la cota de 800 metros y allí nos quedamos durante un rato largo en el cual jugamos con la ya abundante nieve que allí había. Atrás podía verse en todo su esplendor la Bahía de Ushuaia desde una vista a la que no habíamos llegado antes.
Por momentos el tiempo desmejoraba razón por la cual decidimos en principio quedarnos en la cota de 800 metros y eventualmente bajar si persistía el mal tiempo, pero sólo se trataba de algunas nevadas pasajeras.
Así fue luego de que el tiempo se volvió a despejar, decidí seguir subiendo hasta la cota de 1000 metros.
Y así fue que nos despedimos del Glaciar Martial. Será hasta la próxima!!!
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