Nos levantamos temprano para acomodar nuestras cosas y partir. Antes de ello, Silvia en señal de agradecimiento por nuestra visita a San Pedro de Atacama y en particular por hospedarnos en su hostal nos invitó con un abundante y rico desayuno y ya luego nos acompañó con su fiel camioneta Toyota al estacionamiento municipal donde paran los colectivos.
Allí bajo un sol implacabe estuvimos por más de media hora más de lo previsto esperando al micro. Se había formado una gran fila con una gran cantidad de personas, sin embargo todos viajaban en la empresa Gemínis excepto por nosotros y un señor junto a sus dos hijos quienes bajaban en Purmamarca. Al quedar solo los 5, la situación fue un poco desesperante....se habrían olvidado de nosotros? ya habían pasado 35 minutos más de lo estipulado y no venía. Al final a las 10.40 y levantando polvo a lo loco llegó nuestro micro y con él es que nos empezamos a despedir de esta parte hermosa de Chile.
Así fue como nos fuimos despidiendo de estos colosales volcanes, del desierto de piedra, de las lagunas azules profundas que luego supiéramos su nombre: Losloyo y su salar homónimo. Antes de pisar suelo Argentino, muy pocos Km. antes, fuimos testigos de un accidente del cual tuvimos que tomar un desvío bajando por una pronunciada barranca para luego retomar la ruta nuevamente.
Ya en el Paso de Jama pasamos como pancho por nuestra casa y decimos esto porque mientras a unos chicos que iban hacia Chile veíamos como le desvalijaban el auto y ellos se morían de risa de ver como el perro labrador se mandaba dentro de él en búsqueda de algo que nunca encontraba, nosotros apenas nos revisaron los bolsos de una manera muy génerica.
Nuestro viaje continuó volviendo por la Ruta Nacional 52 pasando por el Salar de Olaroz, Susques, el cruce de caminos hacia Abdón Castro Tolay, un paraje cerca de las Salinas Grandes con alojamiento y todo que nunca nos habíamos percatado de su existencia, las Salinas Grandes , el cruce de la antigua traza de la Ruta Nacional 40 y el pie de la subida de la Cuesta de Lipán. Hasta allí todo ello bajo un sol excepcional.
Ya subiendo la hermosa Cuesta de Lipán, a la que no nos cansaríamos nunca de verla una y otra vez, lo haríamos con una espesa nubosidad que marcaría por otra parte que en la zona de la Quebrada el tiempo no era el mejor. Efectivamente, el cielo de Purmamarca estaba gris, pero sus cerros resplandecientes como siempre.
Allí en Purmamarca nos despedimos del señor y sus dos hijos que viajó junto a nosotros quien en una forma muy educativa pasaron unas hermosas vacaciones.
El resto del viaje por cierto es muy conocido, Purmamarca, empalme con Ruta Nacional 9, Ruta Nacional 9 pasando por Tumbaya, Volcán, la linda Cuesta de Bárcena, Lozano, León, Yala, San Pablo, Reyes, Villa Jardín de Reyes, San Salvador de Jujuy y de allí en Salta.
Al llegar a Salta paseamos un rato y luego nos fuimos a descansar porque al día siguiente a las 7 de la mañana saldríamos para San Antonio de los Cobres.