31 de marzo de 2008
YA EN EL DESIERTO (DIA 3) Primera Parte.
21 de marzo de 2008
YA EN EL DESIERTO DIA 2 (Segunda Parte).
El lugar en donde se emplazan las termas está muy bien equipado con vestuarios y un comedor. Las normas sobre el cuidado de esa pileta termal son estrictas, nada de baños con fines de higienizarse, nada de jabón, ni de productos químicos que dañen la pureza de estas ni que las contaminen.
Luego de ese placentero baño nos fuimos a almorzar en el refugio. Allí comimos y charlamos un poco acerca de como iba a seguir el viaje. Hilarión allí nos comunicó que sería casi imposible llegar a Laguna Verde dado a que la tormenta que se abatía en la zona venía desde allí, sin embargo intentaríamos llegar. Fue así como nos fuimos mientras Marcela levantaba la mesa. Hilarión al verlo tan entusiasmado a Axel lo invitó a ser su copiloto, tomando así el otro lugar de adelante.
Al salir ya la tormenta la teníamos encima nuestro. Intentaríamos, aunque fuera muy difícil llegar a Laguna Verde.
Roslie en el Desierto Salvador Dalí.
Así se presentaba ante nuestros ojos el Desierto Salvador Dalí.
Volvimos con las ganas de conocer a la Laguna Verde para pasar a buscar a nuestra cocinera, Marcela, por el refugio de Río Amargo.
Seguimos camino en dirección a los Geiseres denominados Sol de Mañana. Ni sol ni mañana, el frío era terrible. Estábamos a 5013 metros sobre el nivel del mar.
Roslie y una muestra elocuente del frío y el viento en Sol de Mañana.
El olor a azufre era claramente percibido desde adentro del coche y el frío dentro de él hablaba claramente de que afuera habría sin lugar a dudas algunos grados bajo cero. Afuera el intenso viento y la caida de algunos pequeños copos de nieve no impedían que los geiseres cesaran de echar humo y que el suelo burbujeara. Tomamos coraje y bajamos. Las pocas fotos allí tomadas también documentan la rudeza del clima. Tommer y Joseph apenas si salieron del auto por unos segundos, Roslie alcanzó a tomar algunas fotos y muerta de frío volvió al jeep y Axel se quedó por espacio de un minuto más. Habríamos de vencer a ese terrible muro psicológico que es la altura, sin embargo el crudo frío de la montaña nos vencería a nosotros en un puñado de minutos.
Axel literalmente volado por el viento en los Geiseres Sol de Mañana.
El burbujeante suelo de los geiseres.
Geiseres Sol de Mañana.
Subidos nuevamente al jeep nos fuimos en dirección a Laguna Colorada. Allí Hilarión nos dejaría por un largo rato y nos indica el punto de encuentro:
- Ven aquella punta, bueno allí nos encontramos.
Pese a que el tiempo no nos acompañaba y que el sol era el gran ausente el paisaje se presentaba maravilloso. Había en ella miles de flamencos (según nos explicaron conviven allí tres especies: la Chilena o Totoco, la Andina o Jututu y la Parina Chica o Chururu) que posaban una y otra vez para la foto y otros que lo hacían en pleno vuelo rasante sobre la superficie de una laguna de color rojo pálido. Algunas especies de aves además de los flamencos, llamas y alpacas completaban un paisaje mágnifico en la soledad de las montañas. Caminamos, sacamos fotos y disfrutamos en ese mini trekking de dos kilómetros hasta llegar al Jeep de Hilarión donde nos esperaba junto a Marcela.
Vista de la Laguna Colorada.
Llama en la orilla de la Laguna Colorada.
Axel en la Laguna Colorada.
Roslie en la Laguna Colorada.
Los flamencos rosados y sus distintas especies "copan" el paisaje de la Laguna Colorada.
17 de marzo de 2008
YA EN EL DESIERTO: DIA 2 (Primera Parte).
Axel accedió a algunas de las casas antiguas y pudo constatar desde adentro las características constructivas de las mismas. Si bien se hacían piedra sobre piedra sin que medie ningún tipo de material que las uniera, eran un muy buen refugio contra los fríos vientos. contaba con una entrada única, muy angosta, el piso asentado en tierra, el techo de paja asentada en tortas de barro y algunos troncos que hacian la veces de tirantes. Allí encontro algunos vestigios de civilización reciente, probablemente de algún pastor que haya pasado la noche refugiado en ella.
En el altiplano todo cambia a medida que uno desanda en el camino por esta razón es que no hay que perderse ni el más mínimo detalle. Esto lo habíamos escuchado mil veces y la verdad es que es así. Durante el trayecto y en el lapso de unos pocos Km. pasamos de un día que pintaba con algunas nubes a un día con nieve y con tormentas intensas en la montaña a un día totalmente díafano al llegar al mirador del Torreón donde puede observarse en todo su esplendor cerros nevados. Estábamos como lo dice la imagen a 4855 metros sobre el nivel del mar. Nuestro estado más que excelente.
El camino ya discurrió entre hermosos y coloridos cerros, con un cielo totalmente despejado y buen clima en general que nos acompañaría por un largo trecho.
13 de marzo de 2008
DESPIDIENDO A TUPIZA, DIA 1 EN EL DESIERTO.
El camino.
Luego de sacar algunas fotos seguimos viaje, por momentos el camino resultaba algo duro y al cabo de estar como unas dos horas de camino volvimos a tener nuestro segundo infortunio: la misma rueda vuelta a pinchar. Dos gomas pinchadas esta vez parecíamos sonados ya que encima el diagnóstico fue que la rueda era inservible. Hilarión, que no es un improvisado, se arremangó y le puso parche a la rueda, gracias a ello pudimos seguir, previo al almuerzo que hicimos aprovechando la parada obligada. Sin embargo ya estábamos advertidos una rueda más que tuviera problemas equivaldría a estar lisa y llanamente en el horno con papas.
El paisaje del altiplano pese a su supuesta monotonía es constantemente cambiante ante la mirada aguda. A lo largo de este se pueden observar distintos colores, manadas de llamas, rebaños de ovejas, cabras, burros, algunos suris que corren rápidamente a mimetizarse entre las rocas y la pobre vegetación de altura, huidizas vicuñas, pequeños ríos, mucho sol y también amenazantes nubes ennegrecidas que avisan la pronta presencia de las tormentas de verano con sus temibles rayos que pueden visualizarse desde kilómetros de distancia. Fue así que con la tormenta en ciernes es que pinchamos la tercer rueda en el día...noticia más que fatal ya que no contábamos con auxilio. Todavía no habíamos llegado a San Pablo de Lípez y mucho menos a San Antonio de Lípez, lugar donde descansaríamos y se harían los arreglos pertinentes. Todo parecía encaminarse a que tuvierámos que esperar largamente a que otro contingente nos alcanzara pero por suerte esta espera no duró más de 20 minutos. La solidaridad entre los choferes de distintas empresas es una regla que se mantendría todo el viaje ya que quedarse en el medio de la nada no es algo lindo para nadie.
Desde este lugar y hasta San Antonio de Lípez la amenazante tormenta dejó de ser una amenaza para convertirse en una realidad, algunas veces con mayor intensidad otras con menor intensidad.
Roslie y el agreste paisaje de San Antonio de Lípez.
Axel en acción... "la pelota no dobla".
La lluvia, que se hizo más intensa durante la noche, hacía peligrar posibles destinos del día siguiente eso fue lo último que nos dijo Hilarión antes de despedirnos. Sin embargo, eso solo sería posible dilucidarlo en el camino y para ello nos levantaríamos temprano a las 5 de la mañana al día siguiente.