Después de la cabalgata que hicimos por una parte de los alrededores de Tupiza nos dirigimos nuevamente hacia la ciudad para almorzar. El plan que teníamos inicialmente era luego ir a Suipacha, pero debimos esperar un rato porque llovió en forma torrencial. Por suerte esta lluvia torrencial duró apenas 30 minutos y, luego de ello, el día se transformó en una tarde maravillosa con un cielo que apenas mostraba algunas nubes.
Desgraciadamente los micros los habíamos perdido y no había otra posibilidad fuera de ella salvo que cubrierámos el trayecto en taxi. El desconcierto de Axel fue tal que estuvo a punto de largar todo el plan al demonio y quedarse en Tupiza, sin embargo, dada la insistencia de Roslie es que fuimos preguntando hasta que dimos con un taxista que aceptó gustoso llevarnos ida y vuelta y con espera por 80 Bolivianos, algo así como 32 Pesos Argentinos. Rápido de cuentas, Axel calculó que 80 Bolivianos en 50 Km. (25 de ida y 25 de vuelta y con espera) serían algo así como 1,60 Bolivianos por Km. por lo que le resultó un precio razonable. Nos subimos.
Al principio el chofer del taxi no hablaba mucho pero poco a poco se fue prendiendo en la conversación y contestaba a nuestras preguntas. Mientras tanto descubríamos a nuestro paso una parte más del majestuoso paisaje Tupiceño: el valle encantado.
A 10 km. de Tupiza nos adentramos en un tunel maravilloso, esta zona es conocida como el Angosto y debe su nombre a que allí el Río Tupiza se encajona entre las montañas. De un lado está el tunel de la ruta que es de ripio y que no presentaba mayores problemas pese a que había llovido, del otro se puede ver la hermosa obra de ingeniería del ferrocarril que luego de un largo tunel cruza el río en un extenso puente. Dos Km. más adelante se encuentra la confluencia de los Ríos Tupiza y San Juan. A esta zona se la conoce como Entre Ríos. Después de allí el paisaje tiende a ser un poco monótono con algunas casas cada tanto, algún pueblo, animales sueltos, principalmente ovejas, cabras y llamas, alguna que otra persona caminando en el medio de la ruta y pidiendo que lo lleven.
Antes de llegar al pueblo de Suipacha propiamente dicho está el Valle de Suipacha, un hermoso y fértil valle en el que contrastan rojizas montañas. Entre bambalinas uno puede imaginar que por ese valle nuestro primer Ejercito del Norte al mando de Castelli, Balcarce y Díaz Velez junto al valeroso pueblo Tupiceño, se batían heroícamente contra las muy profesionales fuerzas Realistas superiores en número y en poderío de fuego. Se trataba de la primer batalla Patria, eso fue el 7 de Noviembre de 1810. La Patria recién nacía y el grito de libertad empezaba a resonar en toda América.
Llegar a Suipacha importaba revivir esa historia, talvez no se trata de un destino típicamente turístico, aunque bien nos decía el taxista que nos llevó que cada 7 de noviembre esta zona se llena de Argentinos, pero en sí haber visitado Suipacha era más que nada por su contenido histórico.
En Suipacha no hay mucho en sí, se trata de un pueblo que alberga a unas 67 familias aproximadamente, con una iglesia abandonada, una escuela, una sala de primeros auxilios y un museo que aún está construyéndose. En uno de los bordes de la plaza principal se encuentran los bustos de Arraya y de Güemes, heroes de la independencia ambos. También lucen varias placas alusivas a la batalla de ambos países y dos mástiles para que en el cielo Suipacheño flameen las banderas de Bolivia y de Argentina en honor a esta gesta histórica.
Hemos pisado historia y ese fue nuestro objetivo al ir a Suipacha. Contentos nos volvimos a Tupiza para emprender ya al día siguiente una travesía de casi 4 días en el altiplano Boliviano, pero esta ya es otra historia.
ALEGORIA A SUIPACHA
De: Jesús Mamerto Alfaro A.
Campanas de gloria y esperanza
Resuenan en los confines de la patria,
Es América que grita ante el mundo entero
Que aquí en Suipacha se inició la libertad.
Nuestros campos se regaron con la sangre
De valientes Chicheños y Argentinos
Libertad fué el grito sacrosanto
Que cubrió la gloria al vencedor.
Oh Chicheño hombre altivo y soberano
De cuantos hay en este suelo Suipacheño
Tienes un alma pura y generosa
como de noble madre y tierno niño.
Eres orgullo de los Chichas y de América
Oh Suipacha crisol de libertad
Eres soberbio y altivo en tu ausencia
Eres fuerte y grande vencedor.
Hoy tus hijos recogemos tu ejemplo
De heroísmo valor y lealtad
Recordamos con orgullo tu pasado
Y juramos defenderte hasta morir.
Balcarse, Arraya, Medinaceli y Moto Mendez
Corazones forjados en el yunque
Hoy los pueblos rinden homenaje
Y os dicen reverentes
"América a los vencedores en Suipacha".
1 comentario:
Chicos excelentes fotos y excelente descripción del viaje.
Un abrazo!
C. W. Karl
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