Como ya es una costumbre, nos levantamos temprano. Las luces de Tolar Grande permanecían aún encendidas y el ya comenzaba a clarear.
A las 7.30 horas nos fuimos a casa de Lorenzo para llenar el termo con agua para el mate del camino y desayunar. Nos aguardaban poco más de tres horas y media de viaje hasta San Antonio de los Cobres.
Desayunamos, nos despedimos de Teófila, le fuimos a llevar las llaves del Refugio a Inés y sin más emprendimos camino a San Antonio de los Cobres tomando primero la Ruta Provincial 27 y luego la Ruta Provincial 129 para pasar por Santa Rosa de los Pastos Grandes.
Sentíamos que ya nada de lo que vivimos en estos días iba a ser igual, sólo nos quedaba la esperanza de llegar a San Antonio de los Cobres y hacer el Abra de Acay. Mientras tanto disfrutamos del camino y del hermoso día que se presentaba ante nosotros.
Alcanzamos a las 9 de la mañana el Desierto del Diablo, lugar que sin dudas nos cautiva pero que en virtud del juego de luces que hace con la refracción del sol preferimos cuando el sol se encuentra más alto ya que allí se puede apreciar mejor sus colores.
Continuamos nuestro camino y pasamos por Los Colorados, ese hermoso laberinto que parece no tener fin. Allí nuestra marcha es algo más lenta debido a la gran cantidad de curvas y contra curvas que presenta la ruta mientras transitamos por el mismísimo corazón de la montaña.
Ya saliendo del camino de Los Colorados nos encontramos con la gran recta del Campo de la Paciencia. A lo largo del camino nos encontramos con muchas camionetas, algunas provenientes de mineras, otras de turistas. Lo que sin dudas nunca esperábamos era una "congestión de transito" en la Ruta Provincial 27 a la altura del paso del Ferrocarril cerca de Salar de Pocitos.
Siendo las 10 llegamos a Salar de Pocitos, en el camino se podía advertir que nos esperaba más adelante un cielo cargado de nubes.
Al llegar a Salar de Pocitos, debemos tomar por un corto tramo la Ruta Provincial 17 hasta el empalme con la Ruta Provincial 129 que nos lleva por Santa Rosa de los Pastos Grandes. Quería que Roslie conociera esta versión del camino que yo si tuve la oportunidad de conocerla con Chugo, Deborah y Juan en el 2009.
Al tomar la Ruta Provincial 129 primero debemos pasar por el pie de la Cuesta de Quirón y luego por el Puesto Quirón. A Roslie ya empieza a gustarle los paisajes y comparándola con la variante de la Ruta Nacional 51 que si bien no deja de ser atractiva, esta presenta mayor belleza en su paisaje.
Roslie no deja de sorprenderse con la belleza, sin embargo yo prefería el paisaje que había visto en el año 2009 ya que se encontraba muy nuboso para mi gusto.
Nuestro camino continúa hasta las cercanía al Salar de Pastos Grandes, lugar que nos indica que ya nos encontramos cerca del pueblo.
Una sorprendente formación montañosa nos deslumbra con su juego de luces que hace con las nubes. Continuamos y apreciamos que llegando a Santa Rosa de los Pastos Grandes el cielo comienza a abrirse un poco, lo cual nos da esperanzas de lo que tendríamos por delante.
Cerca de las 11 horas, llegamos a Santa Rosa de los Pastos Grandes. Milagrosamente empiezan a caer mensajes de texto y había señal de celular. Roslie no salía de asombro frente a su belleza y yo tampoco por ver tanto verdor en el paisaje.
Nuestro camino continúa y esa ilusión de un día despejado comienza a desvanecerse a medida que nos adentramos al pie de la Cuesta de Gallo donde podíamos advertir que nos esperaba cielo absolutamente nublado a tormentoso.
Mientras subíamos hasta el Abra de Gallo a 4630 metros sobre el nivel del mar, más se desvanecían nuestras esperanzas de llegar a San Antonio de los Cobres con buen tiempo. Las nubes apenas las teníamos sobre nuestras propias cabezas y una tenúe llovizna se abatía en la zona.
Pensamos por un momento que íbamos a pasar la Cuesta de Gallo con nubes y que luego de encarar su bajada las nubes quedarían allí arriba, pero no...las nubes bajarían con nosotros y nos acompañarían durante toda la jornada hasta San Antonio de los Cobres, lugar en el que se abatía una tormenta importante.
Así fue que llegamos a San Antonio de los Cobres y nos alojamos en el Restaurante Huayra Huasi huyendo momentáneamente de la tormenta.
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